The American Way


La vida en Chakhansur es lo mas parecido a la muerte. El tiempo parece haberse detenido hace muchos años. El tiempo, simplemente, ya no pasa por Chakhansur.

Pero no sólo el tiempo los ha olvidado.

Rara vez llega alguien a sus diminutas calles. Los mas memoriosos recuerdan, con dolor, que el ejercito soviético pasó, esporádicamente, por Chakhansur. Como una estrella fugaz que ilumina brevemente el cielo. Como una alucinación. Como un paréntesis en la monotonía letárgica de esta gente.

Hasta hoy.

La ya iluminada noche Afgana se llenó aún mas de colores. Diminutos puntos que iban creciendo mientras se acercaban.

Los niños salieron corriendo de sus casas ante este inusual espectáculo. Los mayores, testigos de este tipo de ceremonias, los perseguían desesperados para llevarlos dentro.

La luz se transformó en sonido. En cuestión de segundos llovían misiles en Chakhansur. Lo único que había llovido en años. A cada explosión le seguía un coro desafinado de llantos. Niños y mujeres en un grito ahogado por el rugido de las bombas. No quedó nada en pie. Ni las precarias casas ni sus moradores.

La lluvia cesó. Las luces se fueron perdiendo en el horizonte. Como una tormenta.

Chakhansur volvió a detenerse en el tiempo. Herida de muerte.

Comentarios

  1. Un relato corto, real y despiadado.
    Borrada de la faz de la tierra. Como si nunca hubiera existido.
    Saludos.

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