Luz


De pronto entendí o al menos creí entender.

Ceremonias y palabras tan repetidas que cargan en si mismas las marcas del paso del tiempo.

Mi abuelo solía encender una vela todas las noches al retrato de su amada y difunta esposa. No hubo una sola tarde en la que no repitiera el ritual ni siquiera cuando la salud también decidió abandonarlo.

Fueron muchas tardes y muchas velas. Cientas. Las suficientes como para generar una luz tan intensa que le permitiera a nuestros seres queridos guiarse entre tanta oscuridad. Que supieran que, de este lado, se los seguía recordando siempre. Hasta el día que la vela y nuestras vidas se consumieran juntas. Hasta que volviera a encenderse una cerilla que iluminara el camino que nos permitiera reencontranos con los que nos estaban esperando desde hacía tanto tiempo.

Cuando uno pierde a un ser querido basta con encender una vela para encontrarlo.

Comentarios

  1. MÁS PRECIOSO QUE SIEMPRE!

    Y me hizo pensar lo siguiente:

    Cuando un ser querido se va, suele quedar una sensación de vacío comparable a la soledad que se siente en la obscuridad.

    Por eso creo que la luz de la vela es una preciosa alternativa para romper con la sombra que nos queda en el alma.

    Echar luz significa aquí vencer el miedo y abrir la posibilidad del reencuentro.

    Besos para todos los "saifaiceros"!

    Ale

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